El plátano canario, símbolo de Canarias

platano canario

Dicen que lo bueno siempre viene en pequeñas dosis. En este caso nunca estuvo mejor dicho. El plátano canario tiene tres particularidades que lo hacen único. Es pequeño, bien amarillo y con un sabor más intenso y dulce que todos los demás.

Ahora bien, hay otra diferencia muy clara, las cosas como son, y es que plátano, lo que se dice plátano, sólo es el de Canarias, porque para hablar como se debe hay que mencionar que plátano hay uno sólo y el resto son bananas.

Las bananas y los plátanos tienen formas de madurar distintas, sabores distintos y texturas distintas y se utilizan con funciones culinarias distintas. Por ejemplo, por su dulzura, el plátano se come tal cual y en cambio la banana se come frita, cocida, en puré, etc. Yo diría también que el plátano, además de ser rico en una gran cantidad de nutrientes, es lisa y llanamente rico, rico a secas, aparte de que el plátano de Canarias en un sello inconfundible.

En Canarias es, por tanto, todo un hito. Por otra parte, esta preciada fruta se consigue en cualquier época del año, en cualquiera de las islas y en cualquier lugar de ellas. Vete, por ejemplo, al norte de Gran Canaria y encontrarás plantaciones hasta Gáldar, vete al sur, por Mogán hasta la Aldea de San Nicolás y verás todavía más. Y lo mismo en el resto de las islas.

Dicen que los primeros cultivos de esta fruta fueron en la India o en Malasia y que la ruta siguió hasta el continente africano por Madagascar, de ahí al Mediterráneo y al resto del planeta. A Canarias llegaron con los portugueses para partir de la mano de los colonos españoles a las tierras del Nuevo Mundo. Pero más allá de cualquier historia y de todas las vueltas que haya dado esta fruta alrededor del mundo, parece que ha encontrado en las islas canarias su patria definitiva.

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