Agaete y la caída del Dedo de Dios

Agaete

Agaete es un municipio del noroeste de la isla de Gran Canaria, que está enclavado en uno de los barrancos que discurren a los pies del Pinar de Tamadaba, teniendo su salida al mar en un bonito y concurrido Puerto de las Nieves. A unos 30 kilómetros de distancia de la capital de Las Palmas de gran Canaria, este puerto tiene comunicación directa con el puerto de Santa Cruz de Tenerife, disfrutando de un servicio de Ferrys que, en menos de dos horas, transportan de una a isla a otra gran cantidad de pasajeros diariamente, haciendo muy fácil y fluida la comunicación interinsular.

Este municipio grancanario ha basado siempre, por otra parte, su economía en la pesca y la agricultura, añadiendo en el presente los beneficios de la industria del turismo, con cuya expansión tantos y tantos pueblos de nuestras islas han conseguido un cierto progreso y bienestar para sus habitantes.

Y es en Agaete donde podemos encontrar el Dedo de Dios. Aunque al escribir ésto hoy en día no puedo evitar que cierta pena me embargue. Esta gigantesca roca de basalto, con su dedo apuntando hacia el cielo desde las profundidades de la mar, ha estado ahí siempre, quizá hace millones de años, dando identidad a la costa de Agaete y siendo punto de referencia los miles de curiosos que se han acercado hasta aquí para observarla en persona.

Dedo de dios, Agaete

Pues bien, el pasado 28 de Noviembre de 2005 la primera tormenta tropical que tuvo la mala fortuna de caer sobre nuestras islas, el Huracán Delta, causo con sus fuertes vientos la rotura y el derrumbe de la parte mas alta y débil de la histórica roca, de unos 20 metros de altura, la cual cayó al agua y se hundió en las profundidades.

Dedo de Dios hoy en día

En todo el archipiélago se sintió la perdida de este monumento natural tan querido por todos. Una joya pétrea salida de las entrañas de la tierra y esculpida por la propia naturaleza, que ha sido el asombro y el orgullo de todas las generaciones que han vivido en nuestras islas, y que había resistido el paso de millones de años erosionando sus perfiles y dando forma a la particular escultura. Esta joya cayó abatida por la misma fuerza que la hiciera brotar del fondo del mar. La Naturaleza es muy poderosa, pone y quita a voluntad, y contra esa fuerza nada podemos hacer los humanos.

Print Friendly, PDF & Email

Tags: ,




Top