Timanfaya, Parque Nacional en Lanzarote

Timanfaya, Parque Nacional en Lanzarote

Parque Nacional de Timanfaya

El impactante Parque de Timanfaya nació tras una época de erupciones que duró desde el 1730 hasta el 1736 y que produjo cambios importantes en más del 20 por ciento de la fisionomía de la isla de Lanzarote, nada menos que una superficie que llegó a abarcar los 200 km2. Erupciones posteriores, como la de 1824, terminaron de configurar los inquietantes parajes del Parque Nacional de Timanfaya, declarado así en 1974 y ratificado en 1981, que hoy podemos visitar y que cuenta actualmente con 50 km2.

El ardiente y volcánico Timanfaya se encuentra situado al oeste de la isla de Lanzarote y en él se pueden contabilizar más de una veintena de volcanes que actualmente presentan una gran actividad en su interior. Entre ellos destacan Montaña de Fuego o Montaña Rajada. Tal es dicha actividad que existen puntos en los que la superficie puede alcanzar varios cientos de grados de temperatura. Es más, allí podrás ver como echando agua en las chimeneas abiertas en el suelo, sale inmediatamente disparada hacia arriba en forma de vapor.

Geiser Timanfaya

Demostración del calor que vive bajo la tierra en Timanfaya

Por otra parte, una vez dentro del Parque podrás subirte a una de las guaguas que, cada 10 minutos aproximadamente, te llevarán por el corazón mismo de esta tierra volcánica que sigue muy viva y te permitirán admirar un terreno que parecen pertenecer a otro mundo.

Se cuenta que fue el justo el día primero del mes de septiembre de 1730, ya entrada la noche, cuando la tierra comenzó a abrirse cerca de la tranquila población de Yaiza y se tragó pueblos enteros, (nada menos que nueve), y así pasó seis años, años en los que la lava cubrió el sur de la isla. En 1824 todo comenzó de nuevo y la población volvió a sufrir la violencia descontrolada del suelo que yacía bajo sus pies. Muchos se fueron, y los que se quedaron aprendieron a cultivar sobre la oscura tierra volcánica.

Cultivos en Lanzarote

Cultivos de higuera protegidos por muros de piedra

Los amantes de la fauna también encuentran aquí especies peculiares dignas de observación como, por ejemplo, el perenquén rugoso, el lagarto de Haría o el erizo moruno. Por cierto, se pueden encontrar en el Parque de Timanfaya conejos que fueron traídos desde la península y que hoy no contribuyen sino a dañar el ecosistema del lugar.

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